Un blasfemo (Dentro ogni blasfemo c'è un giardino incantato) - Fabrizio De André
Mai più mi chinai e nemmeno su un fiore,
più non arrossii nel rubare l'amore,
dal momento che Inverno mi convinse che Dio
non sarebbe arrossito rubandomi il mio.
Mi arrestarono un giorno, per le donne ed il vino,
non avevano leggi per punire un blasfemo,
non mi uccise la morte ma due guardie bigotte,
mi cercarono l'anima a forza di botte.
Perché dissi che Dio imbrogliò il primo uomo,
lo costrinse a viaggiare una vita da scemo,
nel giardino incantato lo costrinse a sognare,
a ignorare che al mondo c'è il bene e c'è il male.
Quando vide che l'uomo allungava le dita
a rubargli il mistero di una mela proibita,
per paura che ormai non avesse padroni
lo fermò con la morte, inventò le stagioni.
...mi cercarono l'anima a forza di botte...
E se furon due guardie a fermarmi la vita
è proprio qui sulla Terra la mela proibita,
e non Dio, ma qualcuno che per noi l'ha inventato
ci costringe a sognare in un giardino incantato
ci costringe a sognare in un giardino incantato
ci costringe a sognare in un giardino incantato.
Mai più mi chinai e nemmeno su un fiore,
più non arrossii nel rubare l'amore,
dal momento che Inverno mi convinse che Dio
non sarebbe arrossito rubandomi il mio.
Mi arrestarono un giorno, per le donne ed il vino,
non avevano leggi per punire un blasfemo,
non mi uccise la morte ma due guardie bigotte,
mi cercarono l'anima a forza di botte.
Perché dissi che Dio imbrogliò il primo uomo,
lo costrinse a viaggiare una vita da scemo,
nel giardino incantato lo costrinse a sognare,
a ignorare che al mondo c'è il bene e c'è il male.
Quando vide che l'uomo allungava le dita
a rubargli il mistero di una mela proibita,
per paura che ormai non avesse padroni
lo fermò con la morte, inventò le stagioni.
...mi cercarono l'anima a forza di botte...
E se furon due guardie a fermarmi la vita
è proprio qui sulla Terra la mela proibita,
e non Dio, ma qualcuno che per noi l'ha inventato
ci costringe a sognare in un giardino incantato
ci costringe a sognare in un giardino incantato
ci costringe a sognare in un giardino incantato.
Un blasfemo (Dentro de cada blasfemo hay un jardín encantado) - Fabrizio De André
Nunca más me incliné, ni siquiera ante una flor,
ni me ruboricé más al robar el amor,
desde el momento en que Invierno me convenció de que Dios
no se habría ruborizado robándome el mío.
Me arrestaron un día, por las mujeres y el vino,
no tenían leyes para castigar a un blasfemo,
no me mató la muerte sino dos guardias fanáticos,
me escudriñaron el alma a fuerza de golpes.
Porque dije que Dios engañó al primer hombre,
lo sentenció a viajar una vida de tonto,
en el jardín encantado lo obligó a soñar
a ignorar que en el mundo existe el bien y el mal.
Cuando vio que el hombre extendía los dedos
para robarle el misterio de una manzana prohibida,
por temor a que ya no tuviera amos
lo detuvo con la muerte, inventó las estaciones.
...me escudriñaron el alma a fuerza de golpes...
Y si fueron dos guardias quienes detuvieron mi vida
está justo aquí en la Tierra la manzana prohibida,
y no Dios, sino alguien que lo inventó para nosotros
nos obliga a soñar en un jardín encantado
nos obliga a soñar en un jardín encantado
nos obliga a soñar en un jardín encantado.
Nunca más me incliné, ni siquiera ante una flor,
ni me ruboricé más al robar el amor,
desde el momento en que Invierno me convenció de que Dios
no se habría ruborizado robándome el mío.
Me arrestaron un día, por las mujeres y el vino,
no tenían leyes para castigar a un blasfemo,
no me mató la muerte sino dos guardias fanáticos,
me escudriñaron el alma a fuerza de golpes.
Porque dije que Dios engañó al primer hombre,
lo sentenció a viajar una vida de tonto,
en el jardín encantado lo obligó a soñar
a ignorar que en el mundo existe el bien y el mal.
Cuando vio que el hombre extendía los dedos
para robarle el misterio de una manzana prohibida,
por temor a que ya no tuviera amos
lo detuvo con la muerte, inventó las estaciones.
...me escudriñaron el alma a fuerza de golpes...
Y si fueron dos guardias quienes detuvieron mi vida
está justo aquí en la Tierra la manzana prohibida,
y no Dios, sino alguien que lo inventó para nosotros
nos obliga a soñar en un jardín encantado
nos obliga a soñar en un jardín encantado
nos obliga a soñar en un jardín encantado.
0 comentarios:
Publicar un comentario